Después de un año marcado por la polémica, Francisco Kaminski vive un presente mucho más sereno y feliz. El animador, junto a su pareja Camila Andrade y su hijo Marianito, disfrutaron recientemente de unas vacaciones familiares en Brasil, donde compartieron momentos entrañables navegando por aguas turquesa, riendo y pasándolo bien.
Las imágenes del viaje, compartidas en redes sociales, reflejan no solo alegría, sino también un vínculo que parecía imposible meses atrás.
La historia detrás de esta armonía no ha sido fácil. El quiebre matrimonial de Kaminski con Carla Jara, motivado en parte por su naciente relación con Camila Andrade, generó una ola de críticas, juicios públicos y un rechazo feroz en redes sociales.
Las consecuencias fueron duras: perdieron trabajos, enfrentaron amenazas, y vieron cómo sus vidas privadas se convirtieron en un espectáculo mediático. En medio de todo, lo más doloroso para Kaminski fue el distanciamiento con su hijo: “Hoy mi hijo no me habla”, confesó en su momento.
Lejos de la televisión, el conductor se refugió en la radio y en su vida personal. Rechazó invitaciones a programas, eventos y alfombras rojas. Decidió enfocarse en lo más importante: reconstruir el vínculo con Marianito y crear un espacio donde él y Camila pudieran convivir en armonía.
Ese esfuerzo dio frutos. Con paciencia y ternura, Camila se ganó la confianza del niño. Hoy comparten risas, actividades y una relación cercana. Así lo demuestran gestos como el mensaje que le dedicó en su cumpleaños número once o la complicidad que se nota en sus momentos juntos.
El viaje a Brasil fue más que unas vacaciones: fue la prueba de que las segundas oportunidades existen y que, pese a las tormentas, es posible volver a construir.
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