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El sacerdocio y el llamado de Dios

El sacerdocio y el llamado de Dios
Erika Flores
Erika Flores

El sacerdocio es una vocación sagrada mediante la cual un hombre entrega su vida al servicio de Dios y de su pueblo.

No se trata simplemente de una profesión o de una decisión personal basada en intereses humanos, sino de una respuesta generosa a una invitación divina.

A través del sacerdocio, Dios continúa su obra de salvación en el mundo, especialmente por medio de la predicación del Evangelio, la celebración de los sacramentos y el acompañamiento espiritual de los fieles.

Reconocer el llamado de Dios al sacerdocio puede ser un proceso gradual. No siempre se manifiesta con una señal clara o un momento específico, sino que suele surgir como una inquietud interior persistente.

Dios habla al corazón en el silencio, en la oración, en la Eucaristía, en la lectura de la Palabra y a través del testimonio de sacerdotes comprometidos.

Algunas señales comunes del llamado incluyen un deseo profundo de servir a los demás, una afinidad por lo sagrado, una vida de fe constante, y una creciente insatisfacción con los caminos que el mundo propone.

La orientación espiritual también es clave: hablar con un sacerdote, participar en grupos vocacionales o realizar experiencias en seminarios puede ayudar a discernir.

Respondiendo al llamado, el futuro sacerdote no pierde su libertad; al contrario, la encuentra en su plenitud. La entrega a Dios no apaga la alegría, sino que la enciende.

El sacerdocio no es fácil, pero es profundamente gratificante. Cuando alguien descubre que Dios lo llama, su corazón encuentra una paz que el mundo no puede dar.

Aceptar el llamado es confiar en que, aunque uno no se sienta digno, Dios capacita a quién Él elige.

Acompáñanos a ver este momento de Pedro Engel en que hablamos del tema con el Padre Claudio Quintanilla.